Un Grito de Corazón -Parte I-

Gritalo bien fuerte, gritalo con todas la ganas y con toda la pasión que te corre por las venas. Sacate las ganas después de haber visto (u oído la historia los más nuevos) a tantos equipos festejar en otros años mientras pensabas que al menos Rejunte había hecho una campaña regular o que lo que podía festejar era no haber descendido.
Acordate de esas mañanas de calor en Parque Sarmiento cuando Beto te hacía correr mientras pensaba que jugando así sería otro milagro salvarse del descenso.
Y ni te cuento cuando ibas los domingos a la tarde a Banco Nación, donde casi siempre Rejunte perdía frente a equipos de la D o de otros torneos, en una cancha que parecía un pisadero de caballos.
Y cuando en pleno invierno el equipo se formaba con 7 rejunteros más 4 rescatados de cualquier lado?. Cuantos se fueron por no jugar, por cansarse de perder, por no compartir la onda del grupo o por pensar que eran más que sus compañeros?
Menos mal que en la última fecha de 2014 te salvaste del descenso con lo justo, previa charla de Gato un par de fechas antes, charla que definitivamente cambió la historia y la mentalidad rejuntera. Se podría decir que fue una arenga refundacional, como nunca se oyó en los alrededores de Ciudad Universitaria, porque ahí se empezó a gestar algo que todavía nadie sabía pero que nació de la adversidad, como casi siempre en la vida de Rejunte, hasta hacerse combustible de cada fecha.
Y esa lesión que te tuvo uno, dos, tres meses o más tiempo afuera? De cuantos rejunteros te acordás yendo a ver al equipo desgarrados, con botas ortopédicas, enyesados o con gripe, pero firmes al lado de los suyos aunque más no se jugara por el simple hecho de jugar, porque nunca Rejunte peleaba nada?
A mitad de 2015 te pasó algo extraño. Dijiste ya está, este año definitivamente no nos salvamos y es mi último año en el equipo. Fecha 9, puestos de descenso, nada en el horizonte hacía presagiar algo bueno.
Pero como suele pasar, los grandes equipos llaman en las malas a los grandes, y allí retornó el Capitán Beto que con sus botones metió en el bolso a todos los viejos esquemas (línea de 3, cinco en el medio, rombo, enganche, uno sólo arriba) para decir viejo, hay que salvarse, Rejunte juega 4-4-2, hagan goles y que les hagan menos de los que ustedes hacen. Y te salvaste una vez más con baile al campeón en la última fecha.
Envalentonado por esa seguidilla de triunfos decidiste quedarte un año más, a ver que pasaba, entonado por los tintos en casa del suegro de Jack y pensando que jugando así tal vez se alineaban los planetas y al menos luchábamos el tercer puesto en 2016.
Mucho, muchísimo se habló durante el año sobre el objetivo y las chances de que ocurriera. Algunos no querían ni nombrar la palabra ascenso, otros veían que se había jugado bien en los amistosos pero costaba plasmar ese rendimiento cuando era por los puntos, por lo que lo mejor era pensar nuevamente en no descender, hacer una campaña digna y por fin retirarte del equipo con la frente alta.
Pero había otros tipos como Volcán, Mosca, a veces Herno, a veces Néstor, siempre Pablo, que veían que había algo flotando. Algo que no ocurría otros años, algo que se notaba en cada convocatoria, donde se citaban 14 pero iban 16 para acompañar, donde el que entraba hacía que no se notara tanto la ausencia del que jugaba habitualmente, donde los propios compañeros demostraban confianza ciega hacia los suyos, donde los partidos fueron pasando y Rejunte se mantenía ahí, octavo, séptimo, sexto, quinto, pero siempre cerca del tercero, sabiendo que le restaba jugar con los que mandaban en la tabla y que llegar a ese tercer puesto dependía sólo de Rejunte.
Obviamente la tarea no era fácil, adelante había equipos buenos y que siempre nos costaron, pero en ese entonces había que motivar a la tropa y decir que dependía de nosotros nada más. Encima, aún quedaba la trilogía ricotera que siempre nos trajo problemas, pero esta vez la historia sería distinta con tres triunfos antológicos, cada uno con lo suyo, pero que sumaron 9 puntos de oro.
Entró el campeonato en la recta final y el fixture deparaba una seguidilla infernal: Tioca, Reseritas, Esa Estrella, Delphi y Vuriclub en las últimas 9 fechas, mechado con Pasto, Gatorei, Cosa Nostra y Enfiestados. Y Rejunte octavo o noveno, expectante.
No pregunten de donde, pero de algún lado salió. Llámenlo corazón, garra, empuje, huevos, fuego sagrado, espíritu santo. Llámenlo como quieran, pero algo mágico acompañó a Rejunte en ese raid infernal que fue la segunda mitad del torneo, porque incluso cuando las cosas no salieron bien, los rivales dejaban puntos en el camino que hacían que la kermés se mantuviera con vida, y se analizaba desde este espacio que los empates tristes ante Oruga y los mafiosos valdrían el punto si seguíamos haciendo lo correcto.
Se le empató a Tioca con mucha actitud y siendo superiores todo el partido, se goleó a Pasto y Gatorai como mandaba la realidad y se dio clase de huevos primero frente a Reseristas constituyendo la hazaña por antonomasia dando vuelta un 0-2 con uno menos y de temple y madurez al ganar a Esa Estrella (con 10 todo un tiempo) y a Delphi, ambos 2 a 0.
Ahora el fixture daba la chance de quedar punteros en la anteúltima fecha cuando el borracho enfrentara a Enfiestados, pero se jugó mal y se perdió. Pero como el fútbol es la dinámica de lo impensado, como diría el viejo Dante Panzeri, Rejunte trasladó lo impensado de la cancha al escritorio, al reglamento, al estar pendiente de cada detalle con esa volada magistral de Mariano para descubrir que nos hicieron trampa o al menos que quien nos había ganado y nos quitaba el sueño de ascender ese martes, había obrado con negligencia o dicho de otro modo, había pecado de boludo. Y como Rejunte de boludo no tiene nada pero sí tiene enfermos que dejan todo por el equipo, uno lo descubrió, otro lo confirmó, otro lo reclamó y otros le pusieron el moño esperando la resolución del Tribunal que hacía justicia dando los puntos al borracho y colocándolo en la cima de la tabla a falta de una fecha.
La Kermés fluorescente, esa que acechó durante todo el campeonato peleando en el segundo pelotón, se encontró (triunfos indiscutibles mediante) con que a un día del final del torneo quedaba único puntero, casi sin tiempo de pensar en lo que eso significaba.
Al otro día debía jugar con un equipo joven, que llegaría con alguna chance de salir quinto y que podía complicar las cosas, pero eso lejos estuvo de ocurrir, porque pareció que Rejunte se preparó toda su vida para esos 80 minutos, desde cuando Herno, Fede, Mauro y otros tantos allá por los inicios de la década pasada decidieron armar un equipo para ver que pasaba y se anotaron en la D.
Doce años después, la chance inédita estaba en sus manos, con los tres en la cancha como al inicio, con muchos años más pero con la experiencia de vida para disfrutarlo mucho más fuerte.
Rejunte jugó frente a Vuriclub como juegan los grandes, haciendo sentir quien iba primero en la tabla y que nada ni nadie le iba a arrebatar de nuevo la ilusión. El equipo fue compacto, con actuaciones sublimes en el primer tiempo y con toda la energía, actitud y convicción que hacen falta para jugar esos partidos.
La buena vibra llegaba hasta de México vía Periscope, y aunque los envidiosos de Esa Estrella fueron a poner los huevos que no tuvieron cuando jugaron con Rejunte, nada pudo con esa banda de enfermos que se comportaron como hermanos durante 19 fechas y que en la última no sería la excepción.
La ventaja obtenida en el primer tiempo mediante el terrible goleador que es el Perro hicieron que nunca pareciera correr riesgo el triunfo ni aún en los momentos de mayor nerviosismo en la segunda etapa, nervios que se esfumaron para siempre después de ese “Si Gato, si Gato!!”  desaforado de Manu, un rejuntero que nunca se fue y que siempre apoyó al equipo, en un grito que quedará grabado para siempre en la memoria de cada rejuntero, para celebrar el gol que aseguraba el triunfo, para gritar ese gol que ponía fin a todos los sufrimientos de cada año, ese gol que terminaba con torneos en los que te quedabas pensando “mirá si jugabamos así todo el año”, ese golazo que ahora sí te permitía hacer lo que te dije al principio de esta crónica.
Entonces, gritalo donde sea que estés, fuerte o para adentro tuyo, no importa, pero gritalo, vos te lo merecés más que nadie. Gritalo fuerte, Rejunte Campeón!!!!!

Continuará….

Y muy pronto, la película del campeón, filmada y editada por nuestro Departamento Audiovisual. Les dejo el trailer para que se ceben como yo..



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