Hasta la victoria, rejuntero!

Desde el sábado a las 15 hs estoy buscando en mi cabeza una historia, real o inventada, que pusiera en clima de partido a la banda rejuntera.
El sábado pasó sin pena ni gloria, caliente porque sabía que hoy no podíamos definir nada matemáticamente. El domingo fue puro deporte por tele, sin dedicar más tiempo a la tarea que tenía en mente. Y ayer lunes, día de fiaca y preparativos de la semana laboral, aunque a Ciarlo y Fede les cueste creerlo.
Sin embargo, la idea no salía y así llegó el amanecer del martes. Sensibilizado tal vez por la tragedia del Chapecoense, ocupado en el trabajo por la mañana, no encontraba las palabras necesarias para motivar a este equipo.
Entonces se me ocurrió pensar en uno por uno de los rejunteros. Y pensé para mis adentros: qué les diría para que salieran hoy a comerse a Enfiestados? Dale, vos podés, meté un golazo, un gran pase, hacé un quite memorable, sacá una bola del ángulo. Demasiado trillado. Ya lo hicimos durante 17 fechas en cada charla pre partido, ya se los han dicho hasta el cansancio. Ya saben lo que tienen que hacer.
Pero entonces, que te digo, rejuntero?
Y apareció así la palabra mágica: Gracias.
Gracias a cada uno de los que hoy van a estar en la cancha 5 de Ciudad Universitaria desde las 20 hs. Gracias porque todos dejaron mucho por el equipo este año. Sé de primera mano los quilombos que muchos de Uds. ( cada uno piense por un segundo en su propia situación y recuerde lo que dejó de lado para estar muchos sábados con los cortos) tuvieron para poder asistir a cada cita demencial. Sé también que muchos jugaron varias veces en puestos que no les resultan naturales, pero que las ganas de jugar y de ayudar son más fuerte y por eso les agradezco.
Otros, grupo en el que me incluyo, aprendieron a aceptar que esos 15 minutos en cancha también son importantes para el equipo, minutos que cuando se puede o se necesita se multiplican en el reloj del árbitro.
Muchos cambiaron horarios de trabajo, viajes, se pelearon con la jermu, cedieron en arreglos, perdieron guita, y todo por que? Porque son rejunteros de alma. Los más nuevos lo fueron incorporando a lo largo del año, hasta Javi que tiene menos de medio torneo encima sabe que en la cancha se juega como hermanos, y cambió el modo elegante de jugar que se le nota por el overol en los partidos más chivos. Los más viejos saben que están ante la oportunidad de su vida deportiva, porque ya este torneo pasó a ser tan importante como los que jugaban en inferiores de algún club del ascenso hace muchos años.
Miro la lista de jugadores y salvo las juveniles excepciones de Axel y Juan y el casi veterano Mariano, todos somos más 30, con varios más 35 y un eterno más 40. Y sin embargo hoy se siente como si todos tuviéramos 15 y estuviésemos por jugar la final del campeonato de la escuela contra “los del B”, esos putos que nos miran feo solamente porque jugamos mejor a la pelota que ellos.
No hay demasiada vuelta ya, las cartas están sobre la mesa y sólo resta barajar dos veces más. Son dos manos en las que la suerte influye, pero más va a influir nuestra capacidad de no dejar que nos sorprendan. Dejá todo hoy, hasta lo último que te quede. Pensá que sos un privilegiado si te toca entrar, porque afuera va a haber compañeros que van a trabar cada pelota con vos, van a patear en el aire cuando te quede una linda, y van a volverse locos y entrar a abrazarte en la cancha si la embocás, pero también van a estar esperando ansiosos su oportunidad de hacerlo igual o mejor que vos, así que no te duermas, no ganamos nada aún, así como estamos hoy, nos podemos quedar sin nada en unos días.
 Tomate un minuto en medio de la vorágine del laburo y relajate. Pensá un rato en el motivo por el que vas a estar en cancha 5 esta noche.
Yo lo voy a hacer porque me apasiona el fútbol, y dentro de esa pasión encontré el mejor grupo humano en el que participé en mis 30 años de jugar en distintos equipos.
Hubo una época, hará unos 12 años, que cansado vaya uno a saber de qué, dejé de lado la redonda por unos 5 años y la cambié por una raqueta y una paleta. Gané unos cuantos torneos doble y singles, y me puteaba por haber descubierto esos deportes ya de grande, porque les ganaba a los que hacía años que jugaban y disfrutaba cada partido.
Pero algo faltaba, y yo pensaba que era porque estaba sólo, o a lo sumo con mi compañero en dobles y entonces no compartía vestuario, previas, partidos y la coca del final con nadie más.
Tuvieron que pasar varios años para que me diera cuenta lo que me faltaba, hasta que mi cuñado me llevó una tarde a jugar con su equipo, de un club de la zona donde vive que jugaba la liga municipal. Fui con chapa de “jugó en Morón”, pero no la toqué, me ahogué a los 15 minutos y el comentario a mi cuñado fue: “éste jugó en Morón?”
Sin embargo ese día hubo algo que me hizo click y que hizo que nunca más se me cruzara por la cabeza la estúpida idea de no jugar al fútbol. Ese día volví a sentir el olor a pasto en una cancha, y por eso insistí a mi amigo personal Ciarlo a que me llevara a jugar cuando se pudiera a ese equipo del que todos los jueves me hablaba en las rondas de póker con amigos. Antes de venir yo ya conocía como jugaban y más de una historia de hazañas y muchas otras de derrotas injustas.
Quiso el destino que mi inicio fuera frente a quien hoy es un referente del equipo y un ejemplo a seguir, frente al viejo equipo Fidel, el cual de la mano del Gato nos pegó un baile terrible y nos comimos 4. Desde entonces pasaron 7 temporadas generalmente agridulces, hice algunos goles importantes y me sentí siempre parte del equipo, el que se convirtió en mi cable a tierra de cada semana.
Entonces llego a la conclusión de que hoy voy a estar en cancha 5 por un motivo fundamentalmente: me hace feliz ir y escuchar las bardeadas pre partido, me hace feliz vendarme para cuidar los tobillos ya bastante rotos, me hace feliz calentar, hacer un loco, escuchar a Beto con sus botones y hasta el puto avión de cada charla previa que pasa por sobre nuestras cabezas, alcanzando el súmmum de la felicidad cada vez que me toca estar en contacto con ella.
Vos lo hacés por cualquier motivo, podés compartir o no los míos. Pero hay un motivo que nos une a todos y que como una fuerza invisible nos trajo hasta acá: QUEREMOS EL ASCENSO, y por eso tenés que dejar la vida.

Hasta la victoria amigos, nos vemos en el verde césped.

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