miércoles 22/9 - 19:30 hs - cancha 1 - ciudad universitaria
THE GREAT TUCUMANIAN HEADED (el gran cabezazo tucumano)
"y bueno loco, se venían, se venían, se venían y yo ya me imaginaba como el partido pasado, que nos empataban sobre la hora y dije, no loco, no, este partido no me lo ganan, entonces como ya lo venía molestando desde el área de ellos, porque viste, para marcar tenés que molestarlo, tocarlo, ponerte encima, entonces ya lo había sacado al chabón ¿viste? estaba inquieto, incómodo, lo puse medio mal, porque lo agarraba, lo trepaba, y se saca, así lo sacás, lo hacés entrar, entonces viene el corner de ellos y antes que lo tiren lo agarro fuerte, "las manitos no, las manitos no" me decía, y ahí el chabón se me pone pegadito y me empuja, me doy vuelta y PUM, cabezazo tucumano, en la nariz...se quería matar, "ehhhhh la concha de tu madre que me pegás", gritó, y ahí mismo me pegó un cortito en la boca del estómago, acá, acá, pero yo estaba duro, le puse duro y no me dolió, y él se quería matar, tenía toda la nariz colorada, el árbitro no cobró nada, ni la vió me parece y la jugada siguió del otro lado, en ese momento pensé que se armaba, porque vi volar unas manos, el área era un ring de combate, pero no pasó nada, la sacamos a la mierda y el chabón se quería matar".
el relato de nacho, repetido hasta el infinito luego del triunfo (mientras nos fumábamos uno para bajar los decibeles que estaban por las nubes) resume lo que fue el partido de ayer a la noche: le ganamos a unos pendejos que corrieron sin parar, que jugaban lindo al fútbol, que están bien en la tabla, pero que se equivocaron al plantearnos el partido, sin lugar a dudas. cuando no supieron cómo romper la muralla rejuntera pensaron que lo iban a ganar de malos, desafiandonos abiertamente para "ver quién es más gallito", pegándonos, hiriéndonos físicamente. error, grosero error. porque claro, a rejunte le podés jugar mejor, le podés sacar la bocha, lo podés hacer retroceder, le cascoteás el rancho, la movés de aca para allá, pero no te le podés plantar de malo o guapo porque a la larga la pasás mal. y si tenés un árbitro siga siga, no hay nada que se pueda hacer, es como querer ganarle un mano a mano a la hiena barrios a la salida del boliche. por más que esté drogado, lento, borracho, te termina castigando. fue algo más o menos así, ellos dijeron "vamos con todo" y rejunte se plantó "vengan putos, vengan, van a morir" y los garchamos sin más, se hicieron los guapos y no les dio el cuero ni en pedo. no hubo un jugador de rejunte que no haya pegado o metido o empujado o reventado la pelota a la concha de la lora. ni uno. pero vayamos a lo fáctico. tampoco es que amemos jugar así, pero no quedó otra.
la cosa fue más o menos la siguiente, rejunte arrancó concentradísimo y compacto, como en los últimos partidos. ya a los cinco minutos kalmar metió una asistencia maradoniana que dejó solo a fede que pateó, la tocó el arquero y pegó en el travesaño, nacho casi llega para empujarla pero no pudo ser. iban cinco minutos nomás. los rivales estaban como pelotudeando, todavía no habían entrado en el partido, la hacían circular sin criterio. rejunte siguió de la misma manera, yendo y yendo con ganas, distribuyendo la bocha y siendo punzante. ahí nomás, ciarlitto se aviva, y en un bochazo veroniano de un foul en la mitad de cancha habilita a fede que recibe con pique, solo, y la cuelga por arriba del arquerito. golazo señores, sin lugar a dudas, golazo. definición parecida a la del gol contra los molestos de gatorai, con clase, con timming, con todo lo que debe tener un jugador en ese momento crucial. cuarto gol de fede en el torneo, cuarto golazo, iban 10 minutos, lo gritamos todos, y desde ese momento comenzó la guerra: ardió toya.
claro, los pendejos vieron que nos los estábamos comiendo en todos los sectores de la cancha, y empezaron a acelerar. al principio nos la bancamos, el cuero nos daba, pero con el correr de los minutos la diferencia física se fue notando y el partido se planteó casi en nuestro campo. y así terminó el primer tiempo, transpirando. un dato no menor, el árbitro nos había cobrado todo en contra y había dejado que nos pegaran más de la cuenta. rejunte tomó el anotador y empezó a confeccionar la lista negra de la muerte: el peladito que las pedía todas, el 10 con rulitos que la pisaba, el 9 que metía fuerte en todas, y así, uno por uno, la misión del equipo era anularlos, como fuera posible, como a cada uno le gustara más, con la metodología que más le viniera en gana, con la técnica de jiu jitsu que más supiera, con lo que tuviera al alcance de sus posibillidades.
así, el segundo tiempo fue un calco de los 10 minutos finales del primero, los pendejos a la carga barranca y nosotros aguantando. en una y otra escapada pudimos haber liquidado, pero estábamos tan pendientes de no dejarlos hacer nada que entramos en el juego de ellos, a tirar pelotazos y a correr como locos. justo cuando hacía falta serenidad y bajar los decibeles. lo intentamos un par de veces, pero no salió, y ahí rejunte entendió algo: cuando no se puede jugar lo importante es cagarle la vida al rival. ya a los 20 minutos el cansancio lastimaba y ellos se venían con todo cada vez más poderosamente. nunca llegaron directo o mano a mano, intentaban con centros que el ruli descolgaba como globos en un cumpleaños de quince, con tiros desde afuera que se iban desviados o eran embolsados sin inconvenientes, y hasta nos querían arrastrar adentro del arco a pura polenta, pero claro, eso no les funcionó.
rejunte era todo aliento, todo uno, una masa compacta de tapones que iba de aca para allá tragándoselo todo. casi nos empatan en un tiro libre, otra vez lo mismo, por foules pelotudos, pero el ruli fue grandioso, tapó el cabezazo sin dar rebote, la atajada del partido sin dudas, y no exagero, era un tiro complicadísimo, parecido al que nos sentenció el partido pasado sobre la hora y cuando todos vimos eso, dijimos "basta, no quiero que me empaten, estos putos de mierda no me van a empatar nunca". dicho eso en segundos rejunte se convirtió en el acorazado potemkin de la destrucción infernal y empezó a disparar para todos lados y a chocar con todo lo que se venía. gus iba a todas como si fuera la final del mundo, leo repartía un poco para el pelado habilidoso y otro poco para el 10. mauro gritaba como loco, kalmar se las pisaba un poco y los ponía malos, los tres de abajo corrían a los delanteros hasta que la pelota terminara afuera o con el rival muerto.
y aquí, en este punto caótico del partido, en donde todo era neblina cognitiva, una ola de pulsaciones aceleradas y de facultades mentales alteradísimas, entra el relato de nacho y su glorioso cabezazo tucumano. en un corner para ellos, quedaban cinco minutos para el cierre, viene la pelota y pasa a todos de largo. mientras la bola se suspendía eternamente en el aire, todos veíamos como el 10 rejuntero se cagaba a piñas con tres de ellos en en el area, el árbitro dejaba seguir y la pelota cruzaba hasta el otro sector del campo. todo parecía acontecer en cámara lenta. al momento que uno de ellos la corre para tirar de nuevo el centro, levanté un instante la mirada y vi a nacho todavía enredado entre tres tipos, le estaban tirando unos cortitos, vi unas pataditas de burro por ahí, todo era una mierda, una locura, un caos, en cualquier momento se pudría, pero no había tiempo de pensar en nada y fui directo a cortar el nuevo envío al área. la despejé a la concha del pato, ellos aullaban de frustración en el área, le pedían de todo al referí que no cobró absolutamente nada, nacho empujaba de nuevo para salir de la zona y llegar hasta la mitad, parecía una película de artes marciales de bajo presupuesto, un descontrol señores.
la sangre explotaba en las venas rejunteras, y faltando pocos minutos para el final, a cada avance de ellos había 68 tapones dispuestos a romper cualquier empeine atrevido. así fueron sacando la patita, intentando pero con miedo de quedar en muletas para toda la vida, gritando de dolor, de impotencia, se querían matar, se habían comido un cabezazo tucumano que impactó de lleno en sus emociones. terrible para los pendejos, no la remontaron nunca y el partido terminó cuando me iba solo, mano a mano contra el arquero, a romperle todo. ojalá les sirva de lección a estos pibes, porque, vamos a reconocer, jugaban bien al fútbol, pero nos plantearon el partido desde un lugar irremontable. ya aprenderán con el tiempo. ojalá algún día puedan tener los huevos de rejunte.
L.P.
2 comentarios:
jajaja, excelente relato!!!
fue un fiel reflejo de los hechos
Publicar un comentario