24 hs

Hace casi un año, Rejunte se aprestaba para enfrentar uno de los partidos más importantes de su historia. Estaba cuarto en las posiciones del torneo a falta de 4 fechas, a tres puntos del tercero y último puesto de ascenso.
Parece hasta ridículo pensar que un partido así podía ser el más importante de la vida rejuntera. Pero en verdad lo era ya que nos jugábamos casi todas las chances de quedar en el lote de ascensos (aún no se sabía que al final ascenderían varios más), por lo que realmente era "el" partido del campeonato.
Perder ese día significaba quedar a 6 del tercero con 3 partidos por jugar, y era casi una renuncia al sueño de dejar la C.
El día previo intenté trasmitirles lo importante que era dejar la vida en esa cancha y lo importante que había sido el grupo para llegar hasta ahí.
Cuando llegó la hora de salir al verde, hasta arenga por whatsapp del Gato hubo para que literalmente se saliera con el cuchillo entre los dientes, la cabeza fría y el corazón caliente.
El diario del domingo puso en primera plana al Perro con dos goles y a Mariano con atajadas superlativas, apoyados por una estructura granítica que hizo que los innombrables se fueran masticando bronca y que Rejunte sintiera que podía seguir soñando.
Hoy, con circunstancias parecidas y disímiles a la vez, estamos en un nuevo partido que va a definir de una buena vez para que estamos en este torneo, aunque faltan algunas fechas más que hace casi un año.
Va a definir para que estamos porque jugamos contra un equipo que tiene nuestros mismos puntos, mismos anhelos y mismos temores. Mitad de tabla para arriba implica que ambos tenemos chances de pelear un puesto de ascenso siempre, pero a la vez ninguno de los dos está salvado de volver a la C.
Perder, palabra fea si las hay, implica estar pendiente de los de más abajo por varias fechas, resignandonos a festejar a fin de año haber mantenido la categoría en el mejor de los casos. Pero en ese asado no faltarían los lamentos, ya que si perdemos mañana y después nos salvamos, vamos a haber quedado a poquitos puntos de hacer otra vez historia y más bronca nos daría.
Pero, y si ganamos? Ya se que la tabla a veces juega en contra en la cabeza, pero no puede generar más nervios que los que tenés cuando vas a rendir un examen, cuando te mandaste una cagada en tu laburo y no sabes como arreglarla, cuando sacas cuentas y el sueldo se esfuma y la tenés que dibujar desde el 20 hasta cobrar de nuevo. Y ni que hablar cuando sufrís una desgracia y ahí si la cabeza y el alma se van al piso.
Entonces, lo que quiero decir es que más allá de todo estamos otra vez a 3 puntos del tercero, con quien aún no nos enfrentamos, y que si ganamos podemos pasar a varios que no juegan mañana y que tienen un partido más que nosotros.
Ayer leía al Maestro Sacheri y no puedo estar más de acuerdo en que uno juega al fútbol como es en la vida. Si Feli es un tractor en la cancha es porque afuera se puso su causa al hombro y consiguió lo que pocos. Si Mariano te caga a puteadas en la cancha y se enoja pero después te salva las papas es porque afuera también esta cuando lo necesitan. Si Herno ordena desde el fondo es porque como buen capitan dirige el barco metiendo horas de charla para que todo marche viento en popa y no se caigan los soldados.
Y así todo el equipo muchachos. Un Perro es solidario adentro y afuera, Jack se adaptó a su vida en un país extraño y es un argento más y por eso lleva a Rejunte donde vaya. Hasta Mosca es como juega. Lagunero, desaparece por momentos, pero cuando aparece tira jugadas y comentarios de crack.
Hasta Fede, que patea con las dos afuera patea para ambos lados.
Y lo otro y fundamental con lo que coincido con Sacheri, es que en el fútbol amateur está el verdadero fútbol, la esencia del mismo. Porque acá no hay guita más que la que se lleva la mesa chica, no hay canchas ni arbitros como la gente, y sin embargo vamos y vamos como llevados por un instinto animal. Vamos lesionados, vamos cancelando laburos o dejando horas de familia. Y es porque todos nacimos con un gen que no puede cambiarse, porque a todos nos une la pasión por la redonda y porque todos estábamos destinados a ser Rejunte. No a ser rejunteros, que sería algo así como hinchas o integrantes, sino a ser Rejunte. El alma del equipo somos todos.
Por eso mañana sólo pienso en el triunfo y si perdemos me meto estas lineas en el orto, pero les pido un partido con un plus de garra, de concentración y de entrega. Muchas veces se les puede haber pasado por la mente la idea de que ya fue, que el equipo se aburguesó y que ya no hay chances, perdiendo las esperanzas y las ganas de lucha.
Pero la única lucha que se pierde es justamente la que se abandona, y acá, en Rejunte, el que abandona no tiene premio.

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