A siete minutos del final le empataron el clásico a Rejunte con un tiro endemoniado por el viento y el borracho dejó pasar la chance de colocarse puntero del torneo. El partido estaba para el cachetazo, el rival no podía con su vida, pero una serie de desinteligencias grupales forzaron el resultado. Haciendo la vista gorda le quedó bien a un partido malo y aburrido en el día más frío del año, en la cancha más grande de la UBA y con barro hasta los dientes.
Si bien el objetivo era ganar, todos estamos de acuerdo en que el punto, en un comienzo de torneo, no está mal. Lo importante es que este partido no se convierta en un lamento futuro, que a mitad de campeonato no nos estemos quemando el coco por esos dos puntos que dejamos en el camino. Para eso será necesario ajustar algunas cosas si queremos evitar que nos empaten de esa fea manera. Necesitamos dejar de ser el Rejunte que le gana a los punteros y deja puntos perdidos con los equipos muertos de la categoría: tenemos que ir en búsqueda del equilibrio.
La clave del empate estuvo básicamente en la inactividad futbolística producto del parate de 3 semanas que dejó a la mayoría de los rejunteros sin hacer nada más que mirar el partido de River contra Belgrano, regar las plantas del fondo de casa o corretear a alguna mujer por alrededor de la cama. Pero fue evidente la falta de fútbol en Deportivo Rejunte esta gélida mañana de junio. No se puede sostener un partido en la suerte y en apostar que el rival es malo, se necesita apoyar el triunfo en el juego, en circular la pelota, en controlar el partido con toques, y nada de eso pudo hacer el equipo, curiosamente, una vez que se puso en ventaja.
El encuentro empezó con dominio absoluto de Rejunte. El DT paró una línea de tres protegida por doble cinco, dos carrileros por afuera más Fede de enganche y dos puntas. El dibujo intentaría hacer que el borracho putañero le entregara limpia la pelota a Fede para que pusiera las bolas a una delantera rápida. La primera llegada de gol fue a los 10 min: una jugada desde el medio a izquierda que terminó con un centro perfecto que lo encontró a Gus entrando a la carrera por derecha, pero no le pudo dar fuerza al remate de zurda. Luego de unos minutos, un mano a mano que le quedó a Fran tras un rebote y que su tiro se fue muy lejos ante la salida apresurada del arquero. El protagonismo era del Depor, con viento en contra y todo, el equipo iba al frente con mucho orden y manejando la pelota. Y así llegó el primero: de una salida rápida tras un tiro libre que hace Cesar luego de que Gus y Piñata llegaran tocando la bocha abre hasta Fede y el goleador rejuntero del torneo pasado, con tiempo, mete desde afuera del área un ladrillazo que cae por arriba del arquero. Golazo de Rejunte, un premio al buen juego, a intentar prolijamente la llegada al arco rival y aplausos para Fede por tener siempre en la mira el arco rival.
Los manuales, la teoría, la vox populi fulbense dice que luego del primer gol el equipo ganador debe tranquilizarse y controlar el partido. Pero nada de eso pudo hacerse en el clásico durante el primer tiempo, tras el gol Rejunte fue pelotazo limpio y desesperación. El viento soplaba cada vez más fuerte y cualquier bochazo desde campo rival llegaba hasta el área rejuntera con peligro y nos hacía agazapar en el fondo, situación realmente molesta para un campo de juego embarrado. Rejunte no podía agarrar la pelota e intentar jugar. Quienes debían llevar el fútbol en el equipo estaban apagados e imprecisos y lo mejor que pudo haber pasado, tras casi 15 minutos de avanzadas atropelladoras de Tarea Fina, fue que el arbitro finalizara el primer tiempo.
El DT mantuvo el mismo dibujo táctico pero cambió algunos nombres para darle más fútbol al mediocampo. Gustavo quedó en el banco y entró Julián, quien el partido pasado había definido el triunfo rejuntero a minutos del final. Fran pasó de punta a volante por derecha y Nacho le dejó el lugar a July para jugar de punta. La intención era armar un circuito de juego más ordenado, y durante los primeros minutos del segundo tiempo se logró: el equipo salió más preciso con la pelota, a tocar más por el medio pero sin generar peligro real en el arco rival.
Con viento a favor se podía imaginar más disparos al arco, pero la delantera rejuntera no estuvo precisa para el tiro final, no había intentos al arco de Fede, nuestro tradicional tirador, ni de ningún delantero, y eso preocupaba. Más aún cuando al minuto 30 del segundo tiempo, en una excelente jugada que Bata armó en el área rival apilando muñecos, se la dejó servida a Fede en la puerta del área chica que con un amague dejó en ridículo al defensor y quedó mano a mano contra el arquero en una posición inmejorable: cuando ya estaba por salir a gritar el segundo vi como la pelota se elevaba hasta llegar casi a la estratosfera para perderse en las inmediaciones de Ciudad Universitaria. Todos nos tomamos la cabeza, fue un gesto automático que repitió desde el DT hasta el planillero que se estaba cagando de frío afuera. Quizás podía haberlo hecho Bata, pero decidió el pase a Fede. Uno nunca sabe qué podría haber pasado si entraba esa bocha, lo más seguro es que ahora estaríamos hablando de un gran triunfo rejuntero y no de un empate que sabe casi a una derrota, porque cuando te igualan a falta de siete minutos para el final la sensación que queda es ingrata.
Y así fue nomás que llegó el gol de Tarea Fina. Sin nada de fútbol, con un equipo de semiveteranos, pero con mucho huevo y empuje, fueron avanzando hasta nuestro arco en jugadas aisladas. Y aquí debo decir que el partido se lo entregamos en bandeja: en vez de jugar por las puntas y tener la pelota lejos de nuestra área, elegimos el pelotazo como mejor alternativa y la salida complicada por el medio. Una serie de foules tontos cerca del arco de Diega nos fueron metiendo atrás y en el decimonoveno foul sin sentido, tras una mala salida de Mauro, queda la pelota dando vueltas por afuera del area, un tiro de mierda que agarra el más horrible de ellos que modifica su trayecto por el viento, el arquero que tira el manotazo y no llega y los rejunteros congelados de horror: empate y dos puntos en el camino que nos duelen en el alma.
Lo que podemos sacar en positivo de este partido son los primeros 20 minutos del primer tiempo hasta el gol y algunos pasajes del segundo tiempo: Rejunte fue un equipo ordenado, con toque, presencia y juego. También se arrancó con actitud ganadora, algo que es importante, haber llegado al gol antes que el rival e ir a buscar siempre la ventaja. No podemos decir que el partido no se quiso ganar porque estaríamos hablando demasiadas giladas. Lo que sí es que faltó la cuota de energía final para cerrar el partido, la inteligencia para controlar a un rival que no tenía armas futbolísticas y la picardía para, en los minutos finales, llevar el juego lo más lejos del área nuestra. Nos empataron, no se perdió, pero se siente como una derrota.
A no desesperarse, esta crónica escrita con calor en los ánimos sólo tiene que servir para seguir sumando y creciendo como equipo. Será fundamental que cada uno de los rejunteros haga fútbol entre semana porque este torneo parece que será lento y las fechas se jugarán cada 15 días. Si hubiéramos mantenido todo el partido el orden y la intensidad de los 20 minutos iniciales de cada tiempo, estaríamos hablando de otra cosa y el borracho putañero probablemente estuviera de joda por ahí, celebrando una nueva victoria frente al clásico rival. No nos podemos dar el lujo de querer ganar sin fútbol porque lo hayamos logrado en la primera fecha, el equipo tiene que tener como ejemplo este partido para seguir creciendo e intentando. Tenemos aún 17 fechas por delante, seguimos invictos y con 4 puntos, mucho más de lo que teníamos en el mismo período del año pasado. A recuperar los ánimos rejunteros, tenemos toda la semana para acondicionar el físico y hacer fútbol y prepararnos para una nueva batalla. La fiesta recién empieza, y por más que haya venido la vieja de abajo a apagarnos la luz, no nos van a frenar la emoción con tan poco: estamos rodeados de viejos vinagres. Para la tercera fecha Rejunte necesita de los 3 puntos para volver a creer y para alimentar la ilusión que cada jugador tiene bien marcada dentro del alma.
Lo mejor que podemos hacer es pensar AQUÍ NO HA PASADO NADA y en nuestro próximo encuentro hacer todo lo posible por llevarnos el triunfo.
Ánimos, fuerza para todos y fiereza en el espíritu.
Piñata